Manchester y Chelsea se rifan la Champions y la Premier.

Al igual que en la Premier, Manchester y Chelsea se diputarán la máxima competición europea. Estos dos equipos, dominadores de Inglaterra en el último lustro, se enfrentarán en Moscú el miércoles 21.

A falta de dos jornadas para el final de su competición nacional, 'red devils y 'blues' se encuentran empatados a 81 puntos.

Acabar vencedor de la Premier supondría una importante inyección de moral para el afortunado, pero el día 21, a un sólo partido, puede pasar de todo. Los dirigidos por Sir Alex Ferguson cuentan en sus filas con el máximo artillero de ambas competiciones (Cristiano Ronaldo), con 28 tantos en Liga y 7 en Champions. Por otro lado, los de Grant cuentan con los servicios de Didier Drogba, decisivo en la semifinal frente al Liverpool y autor de 6 goles en Liga de Campeones.

No hay favorito, aunque las apuestas sitúan al Manchester ligeramente por encima del equipo de Abramovich. El millonario magnate ruso al fin cumplió su sueño: disputar la final de la máxima competición europea, y espera ganarla.

Los 'red devils' accedieron a la final al derrotar al Barcelona por 1-0 en Old Trafford. La eliminatoria llegaba a territorio inglés tras un empate sin goles en el feudo culé.

El partido comenzó con un ritmo frenético, ambos conjuntos atacando y numerosos acercamientos al arco rival que, finalmente, acababan en nada. Ni siquiera un disparo. El Barça rondaba con peligro la portería defendida por Van der Sar, pero no llegaba a probar a éste.

Entonces, en el minuto 13, cuando el Manchester apenas había realizado un acercamiento al marco catalán, llegó el gol. Contraataque del Manchester comandado por Cristiano Ronaldo. Éste, pésimo durante todo el partido, perdió el esférico, que acabó en las botas de Zambrotta. Incomprensiblemente, el lateral italiano cedía el balón a Scholes al borde del área, y el pequeño jugador pelirrojo enganchó un derechazo imparable a bote pronto inalcanzable para Valdés.

Duro varapalo para los de Rikjaard, que veían cómo su rival, en su primer acercamiento con peligro al área, se adelantaba en el marcador.

A partir de ahí, tras cinco minutos de dominio del Manchester, llegó el monólogo culé. Los azulgranas se hicieron con el control del esférico, y encerraron a los locales en su campo, pero no lograban finalizar las jugadas, la mayoría de ellas trenzadas por un genial Messi. Con el 1-0 se llegó al descanso.

La segunda parte fue más de lo mismo. El Barça dominaba pero no finalizaba. Entonces los culés, impotentes, decidieron mandar balones a su estrella, Leo Messi. El argentino, en mi opinión mejor jugador del mundo, volvió loca a la defensa local y demostró una vez más que es imprescindible para su equipo. Sin embargo, el joven interior no podía hacer todo solo, necesitaba ayuda de sus compañeros, pero éstos no estaban dispuestos a dársela. Así, y esperando a que Messi hiciera alguna genialidad, cayó el Barça en Old Trafford. Cayó con la cabeza bien alta, realizando un grandísimo partido, probablemente el mejor de los culés en la presente temporada, pero cayó. La falta de gol le condenó y le impidió llegar a una final que tenía totalmente merecida.

De este modo finalizó un ciclo en Can Barça, que ve cómo se queda otro año sin títulos.

El otro partido, el Chelsea-Liverpool, se decantó del lado de los de Avram Grant.

El Liverpool necesitaba la victoria o el empate a goles para pasar, y salieron dispuestos a lograrlo.

Pero, contra todo pronóstico, fueron los 'blues' los que se adelantaron con un gol de Drogba tras rechace de Reina. Entonces el Liverpool, que necesitaba dos goles, comenzó a jugar un fútbol mucho más agresivo, en busca del empate. No hubo cambios en el marcador al descanso.

En la segunda mitad, el Liverpool impuso un ritmo muy alto y se acercó peligrosamente a la portería de Cech. Finalmente, y con todo merecimiento, llegó el gol de, quién si no, Fernando Torres. El español recogió un pase de Benayoun dentro del área para definir ante el portero checo. Era el empate y comenzaba un nuevo partido. Los de Benítez sólo necesitaban un tanto para asegurar la final ya que, si eso ocurriera, los de Grant tendrían que marcar dos más.

Pero no ocurrió nada, y llegamos a la prórroga.

El Liverpool siguió dominando y creando ocasiones que no se materializaban en gol. Entonces, en el 97, llegó el absurdo penalti de Hyppia que se encargó de transformar Lampard, engañando a Reina. Acto seguido, y para sorpresa de muchos, Benítez sustituyó a su hombre-gol, Torres, para dar entrada a Babel. El cambio no surtió efecto y, poco antes de la conclusión de los primeros quince minutos, llegó el tercero, el segundo para Drogba, que aprovechó un pase de la muerte de Anelka para sentenciar el encuentro.

Comenzó la segunda mitad y el Liverpool, a pesar de su clara desventaja, siguió buscando con ahínco un gol que le diera algo de vida. Pero el gol no llegaba, y, para colmo de los 'reds', Rosetti se comía un claro penalti de Drogba sobre Hyypia. Estaba todo perdido, pero los de Benítez lo siguieron intentando y obtuvieron su premio con el golazo de Babel a cinco minutos del final. Pero no había tiempo, y los 'reds' se quedaban sin disputar su segunda final consecutiva.